Cinco
días después, recibí un llamado de una
mujer que parecía desconsolada y preocupada, sonaba agitada.
-Hola ¿su nombre es Natalia?.
-Sí ¿Quién pregunta?
-Soy la señorita Von Ashberg.
Ella
me llamó de Gran Bretaña y pidió mi servicio de niñera. Días atrás, había publicado un
aviso en el diario ofreciéndome para ese trabajo. También dijo de un niño pequeño llamado
Tayler de cinco años a quien tendría que cuidar, decía que era un niño especial
y diferente a los otros.
A
los dos días, la familia Von Ashberg mandó un auto extraño color negro para
llevarme a la mansión. Cuando llegué me sorprendí era un castillo como
sacado de un cuento de hadas, entré y no
había nadie, detrás de mí oí un sonido como si alguien estuviera hablando.
Un sonido espeluznante como de una persona susurrando. Me asusté y miré para atrás
rápidamente, no vi nada y pensé que estaba loca. Después miré hacia delante y
vi al niño Tayler. Me asusté, parecía que mi corazón se detenía. Cuando me
recuperé, le dije con una sonrisa: ¿Qué haces aquí?
No
me respondió y me dio la mano, me llevó hacia su madre que era una señora
mayor.
-Hola, al fin llegaste, respondió
con una risa sarcástica
-Sí. Acá estoy.
Me
dijo que se tenía que retirar a un viaje a Inglaterra para el trabajo y que lo
cuidaría a Tayler. A la mañana siguiente
la señorita Von Ashberg se despidió de Tayler y a mí solo me dejó unas tareas
que debía cumplir.
Al
rato, Tayler me pidió jugar a las escondidas y yo para satisfacer su deseo lo
acepté. Conté hasta diez, cuando terminé escuché ruidos arriba suponía que era
el niño. Entonces subí; el ático estaba
abierto y supuse que era Tayler quien estaba adentro, pero lo único que
encontré era un espejo gigante que me llamó la atención, me paré delante de él,
observé su belleza y vi dentro cosas extrañas cuando lo toqué, mi mano lo
traspasó y en un instante estaba en otro lugar, era como un mundo paralelo
había arboles de inmenso tamaño y un césped suave como una almohada.
En
ese momento me desesperé y traté de encontrar el espejo pero se había ido o
desaparecido. Escuché un sonido en unos
de los árboles de allí, fui hacia donde provenía el sonido. Los árboles eran negros y cuervos se veían sobre sus
ramas. Empecé a desesperarme y corrí, vi muchas cosas, hasta que en un momento
encontré un anciano con capa negra que me señaló un cartel que señalaba hacia
una dirección. Corrí nuevamente y allí encontré el espejo, entré en él
rápidamente, abrí los ojos, estaba nuevamente delante él.
Felicitaciones Antonio!!! Hermoso tu cuento!!!
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